En el contexto actual, en que el gobierno nacional propuso una «mega ley» que incluye reformas laborales y tributarias, los empresarios saben que deben continuar creando valor y mejorando su competitividad independientemente de lo que finalmente resuelvan la asamblea y el gobierno.

La realidad es que la política nos afecta, influye en la conducta y toma de decisiones, pero para el dueño de una PYME su mejor opción suele ser adaptarse a las nuevas condiciones y continuar trabajando para alcanzar su visión; por eso es tan importante tener la «META» clara, de tal forma que los cambios externos que se den a lo largo de la vida de la empresa cambien la ruta, pero no el destino.

La planificación estratégica es la base para la toma de decisiones de una empresa. La compañía debe integrar sus objetivos y proyectos de tal manera que exista una cohesión entre las acciones de las diferentes áreas y a lo largo del tiempo. Al tener una herramienta para la toma de decisiones éstas se irán ajustando a los entornos cambiantes pero serán consistentes con los objetivos de largo plazo, permitiendo alcanzarlos.

Para la revisión continua del entorno es recomendable realizar al menos un análisis PEST (Político, Económico, Social y Tecnológico) considerando los aspectos macro que influyen en la empresa y un análisis de las 5 fuerzas de Porter (Clientes, Proveedores, Competidores, Sustitutos y Nuevos Entrantes) en el entorno industrial o micro. Las PYMES no tienen control sobre estos elementos pero su análisis permite actuar aprovechando los favorables y mitigando los riesgos de los factores desfavorables.

La vida de las empresas desde su constitución se prevé que sea mayor a la de los gobiernos de turno e incluso que trasciendan a su fundador. Para lograr la continuidad de la empresa es importante planificar dos cosas: su estrategia empresarial y su gobierno corporativo. En este momento nos hemos referido únicamente a la estrategia.